viernes, 28 de septiembre de 2007

Relatos de la plaga - el ciego

El despertador sonó a las 7 a.m. Algunos hábitos son difíciles de dejar. De lunes a sábado me levantaba, me bañaba, me afeitaba e iba a la biblioteca, donde desayunaba. Ahí trabajo o mejor dicho, trabajaba, como Director.

Lo apagué de un manotazo. Toto frotó su hocico húmedo contra mi mano, buscando un mimo. Lo acaricié unos instantes y me incorporé en la cama. El silencio solo estaba quebrado por el piar de los pájaros. Me levanté y abrí la venta que daba a la avenida, para oír mejor. Nada. Ni autos ni transeuntes.

Abrí el quinto cajón del chiffonier y saqué el '38 de mi viejo.
Con manos expertas, abrí el tambor y lo hice girar.
Desde la última vez que hablé con alguien, medité esta decisión. Creo que es lo mejor para mí y para Toto. Porque no quiero dejarlo solo, abandonado a su suerte. Fue un fiel compañero.
Una a una, como me enseño mi papá, cargué las balas.
Todavía no. Un último paseo.
No me duché ni me afeité; primero el gas y luego la electricidad se habían cortado. Me vestí, le puse el pretal a Toto, tomé el bastón y salimos a caminar por las calles desiertas. Llevaba el '38 en el bolsillo de la campera.
Habíamos caminado dos cuadras, cuando oí el motor. Saqué el revolver y disparé al aire. Toto se removió, inquieto. Lo calmé con caricias en el lomo. Mi buen Toto.
El vehículo se acercó, haciendo sonar la bocina.
-¡Señor! ¡Señor! ¡Gracias a dios, pensabamos que no quedaba nadie aquí!
Eran dos chicas y un muchacho, muy jóvenes. Sus respectivos padres habían muerto y se alegraron de ver a un adulto, aunque este fuera un viejo invidente. Iban para el campo. Me pidieron que fuera con ellos. Al principio me negué, aduciendo que sería una carga. Pero no hubo caso....
Ya pasaron 4 años. No fue fácil. El pequeño grupo creció, hay varios niños. Mientras los grandes atienden la chacra, se quedan conmigo. Yo les cuento historias, con Toto a mi lado. Me gusta mi nuevo trabajo.

4 comentarios:

Zoe dijo...

A veces es increíble lo que un calibre `38 puede hacer por ti...

Querido Mostro, cada día me asombra más.

Saludos desde la Clínica.

El Mostro dijo...

gracias Zoe, me voy a poner colorado...

BUDOKAN dijo...

Muy buen relato Mostro. Tiene el sello que lo caracteriza de los finales sorprendentes. Saludos!

El Mostro dijo...

¡Gracias Budokan!