El viento que los había empujado desde la marina Port Vell había cambiado, convirtiéndose en ráfagas furiosas, haciendo inútil y hasta peligroso conservar el velamen. Entre ambos arriaron las velas. Mientras Joaquín trataba infructuosamente de echar andar el motor, le daba indicaciones a Sofía, quién había tomado el timón.
-¡Gira a babor! ¡Buscaremos refugio en la rada de Cubelles!
Sin embargo la peculiar neblina los alcanzó antes de llegar a la costa. Joaquín suplantó a Sofía en el timón y ella se dedicó a transmitir por radio la última posición al Guardacostas.
Pero pronto quedó en claro que estaban a merced de los elementos.
Envueltos en la extraña luminosidad, sin compás, sin GPS, solo estática en la radio. Incluso a la mujer le pareció ver dos soles en el cielo, esto antes de perder la noción de babor y estribor, arriba y abajo.
Por momentos el “Macarena” era elevado por los aires a causa de alguna ola furibunda y momentos después parecía hundirse en una oscura sima. El cielo, despejado cuando empezaron a besarse, se convirtió en un calidoscopio de luces y nubes. Los rayos caían cerca del velero.
Hicieron lo único prudente, meterse en el camarote y ponerse los chalecos salvavidas. Esperaron abrazados.
¿Cuánto tiempo duro esto? Tal vez algunos minutos, pero a la pareja le parecieron días. Tomados de la mano, abrieron la escotilla y subieron a cubierta. La calma era total. Las olas mortíferas habían cesado, así como los rayos. La neblina se había disipado por completo y soplaba una leve brisa. Rápidamente, trataron de ubicarse. El compás había vuelto a funcionar no así el GPS.
-¿Estás herida?
-Solo en mi amor propio. El susto que ligué fue tremendo.
-También yo, no te vayas a creer. ¡Que tormenta del carajo, joder! Nunca vi nada semejante. Tan repentina…
-Joaquín, esto no fue una tormenta. Aquí ha pasado algo raro. El cielo y esa niebla, bueno chaval, que no soy una marinera hecha y derecha, pero no me digas que fue una tormenta…
-Si, tienes razón, además el maldito GPS sigue muerto y en la radio no hay más que puta estática.
-Mira, la portátil esta igual, nada, ni en AM ni en FM, como si no se hubiese inventado el radio aún. Y ni hablar del celular, “sin señal”.
-Jo! No os preocupéis, mira, allí está la costa, ya verás que pronto nos encontraremos en Cubelles, saboreando una rica paella.
Mientras rumbeaban hacia la costa, Joaquín y Sofía especularon sobre el fenómeno. ¿Una bomba atómica? ¿Una erupción solar? ¿Un pulso electromagnético?
Una hora después, navegando siempre paralelos a la costa, no pudieron encontrar la marina de Cubelles, ni siquiera ningún rastro de edificación. En la radio solo estática.
Se dirigieron hacía el norte, de vuelta a Marina Port Vell, con el hombre al timón y la joven rubia transmitiendo un SOS en todas las frecuencias.
continuará...
-¡Gira a babor! ¡Buscaremos refugio en la rada de Cubelles!
Sin embargo la peculiar neblina los alcanzó antes de llegar a la costa. Joaquín suplantó a Sofía en el timón y ella se dedicó a transmitir por radio la última posición al Guardacostas.
Pero pronto quedó en claro que estaban a merced de los elementos.
Envueltos en la extraña luminosidad, sin compás, sin GPS, solo estática en la radio. Incluso a la mujer le pareció ver dos soles en el cielo, esto antes de perder la noción de babor y estribor, arriba y abajo.
Por momentos el “Macarena” era elevado por los aires a causa de alguna ola furibunda y momentos después parecía hundirse en una oscura sima. El cielo, despejado cuando empezaron a besarse, se convirtió en un calidoscopio de luces y nubes. Los rayos caían cerca del velero.
Hicieron lo único prudente, meterse en el camarote y ponerse los chalecos salvavidas. Esperaron abrazados.
¿Cuánto tiempo duro esto? Tal vez algunos minutos, pero a la pareja le parecieron días. Tomados de la mano, abrieron la escotilla y subieron a cubierta. La calma era total. Las olas mortíferas habían cesado, así como los rayos. La neblina se había disipado por completo y soplaba una leve brisa. Rápidamente, trataron de ubicarse. El compás había vuelto a funcionar no así el GPS.
-¿Estás herida?
-Solo en mi amor propio. El susto que ligué fue tremendo.
-También yo, no te vayas a creer. ¡Que tormenta del carajo, joder! Nunca vi nada semejante. Tan repentina…
-Joaquín, esto no fue una tormenta. Aquí ha pasado algo raro. El cielo y esa niebla, bueno chaval, que no soy una marinera hecha y derecha, pero no me digas que fue una tormenta…
-Si, tienes razón, además el maldito GPS sigue muerto y en la radio no hay más que puta estática.
-Mira, la portátil esta igual, nada, ni en AM ni en FM, como si no se hubiese inventado el radio aún. Y ni hablar del celular, “sin señal”.
-Jo! No os preocupéis, mira, allí está la costa, ya verás que pronto nos encontraremos en Cubelles, saboreando una rica paella.
Mientras rumbeaban hacia la costa, Joaquín y Sofía especularon sobre el fenómeno. ¿Una bomba atómica? ¿Una erupción solar? ¿Un pulso electromagnético?
Una hora después, navegando siempre paralelos a la costa, no pudieron encontrar la marina de Cubelles, ni siquiera ningún rastro de edificación. En la radio solo estática.
Se dirigieron hacía el norte, de vuelta a Marina Port Vell, con el hombre al timón y la joven rubia transmitiendo un SOS en todas las frecuencias.
continuará...
6 comentarios:
Genial, una vez más me dobore el post...
Saludos!
Vira* a babor.
Muy bueno.
Hola mostro !!! Que rico leerte a los tiempos, nos habíamos puesto medios ingratos mutuamente, ja, ja.
Oye, bien escalofriante tu relato, más que la NO TORMENTA, me angustia enormemente la imagen de que hombre y mujer estarán eternamente navegando paralelos a la costa, sin lograr llegar a ella.
Eso me produce una sensaación de soledad, de desencuentro abistamnte.
¿Estás seguro de que Sofía y joaquín, lograron limar sus asperezas, como enuncias en el resumen?
Me da la impresión de que no necesariamente
Abrazo !
¡Basta Mariana! jajajajajaja
Gracias Nacho por la corrección!
Hola Roxi! Me alegro que pases. En cuanto a nuestros intrépidos protagonistas, me parece que si, al menos se limaron entre ellos... ;)
Saludos para todos.
Muy buena tu historia ,mantiene el suspenso y esa sensación de algo inentendible que sucedió..Beso
Gracias Julieta, muy amable.
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