-Esta caleta está buena. -dijo Joaquín, tratando de sonar convincente - Echaremos el ancla aquí y bajaremos a tierra con la balsa inflable. Ya verás rubia, encontraremos alguna finca o cruzaremos la colina hasta una ruta y pararemos el primer carro que pase.
Así lo hicieron. Estaban asombrados de lo rústico, lo agreste del paisaje. Nunca pensaron encontrar una vegetación tan exuberante. Vieron aliagas, perfumados tomillos, guillomos, bonitas rosas silvestres y el infaltable espino albar, con sus flores blancas y olorosas.
Ni trazas de actividad humana en absoluto. Treparon a un promontorio y otearon en todas direcciones, pero en vano.
Volviendo a la playa, cruzaron un arroyuelo que bajaba hacia el mar, se refrescaron y bebieron. Un sonido entre los matorrales los sobresalto. Joaquín se interpuso entre el ruido y compañera.
Una cabeza peluda se asomó entre un grupo de sauces, del tipo salix viminalis. Un animal enorme, sin prestarles la más mínima atención, se dirigió hasta el arroyo y comenzó a saciar su sed. Quedaron paralizados.
El cuadrúpedo era sin duda un herbívoro y guardaba semejanza a un alce, de esos que se ven en los documentales sobre la tundra canadiense.
¿Cómo había llegado hasta aquí? ¿Se habría escapado de alguna reserva o de un zoo privado? ¿O eran ellos los que estaban lejos de casa? El joven sonrió al solo pensar en esa posibilidad, la cual desechó por ridícula.
Continuaron su camino, tomados de la mano, tratando de no importunar al animal, rumbo a la balsa.
No habían recorrido más que algunos metros, cuando se produjo una conmoción a sus espaldas. El “alce” o lo que fuera, trataba de escapar, dando cornadas y coses a un grupo de seres completamente desnudos, unos hombres (de alguna forma había que llamarlos), quienes armados de palos aguzados y porras, trataban de matar al animal, manteniéndose a distancia para evitar al furioso herbívoro, el cual, sintiéndose acorralado, arremetía contra el grupo, mientras emitía unos bramidos atronadores.
Eran bajos y fornidos, de brazos largos y torso rechoncho. Todo su cuerpo estaba cubierto de una hirsuta pelambre. Tenían la frente huidiza y un prominente arco superciliar.
Algunos de los bestiales sujetos, debido a la excitación, tenían su miembro erecto. A la joven se le revolvieron las tripas al solo pensar en...
-¡A correr! Susurró la joven rubia y a la carrera, esquivando arbustos y rocas, se dirigieron a la playa.
continuará...
8 comentarios:
Caramba !!, se pone más interesante...No podías haber puesto hombres parecidos a George Clooney ???? en vez de esos engendros que me dan miedo, acá sentada frente a la pc..No correré peligro ??
A correr dijo la rubia, no sea cosa que la agarren esos peludos...! jaja!! me hizo reir.
Y no te voy a decir que esta genial lo que escribis porque ya me retaste, asi que ahora conformate con: interesante relato pero hay que ver como sigue... ;)
Abrazo
hay diablos!!! ya quiero que continue, rapido, rapido, siempre haces lo mismo caray bueno no siempre pero ahora si... me gusta esta interesante, bueno, ¿cuándo?
No Julieta, no. Necesito que sean feos. Y bestiales. Y empingados.
Muchas gracias Mariana.
Agnes, el martes sigue.
Besos a las 3.
Para Julieta ¿Que onda con vos? ¿nunca a vas a escribir nada?
No tengo blog y por el momento no pienso tenerlo ,lo mío no es escribir ,tiro más para las ciencias exactas ,matemáticas ,álgebra ,química ....Quizá alguna vez me decida ,mientras tanto leo lo que escriben los demás y me quedo con lo que me gusta..Beso..
VAMOS MOSTRO SIGA ESCRIBIENDO,Y SI SON RELATOS CON MOSTROS VERDES MEJOR!!!
www.1violenciaaa.blogspot.com
querido VINCENT -CASTRO, estoy hasta las manos con el trabajo, pero pronto volveré y seré millones!
Un abrazo.
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